jueves, 10 de noviembre de 2011

EL IMPACTO DE LOS PRINCIPIOS Y VALORES EN LA PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA

Mucho se dice acerca de los procesos pedagógicos hoy en día sobre los docentes universitarios que como lo dicen  Alejandro Villalobos y Yenia Melo en su artículo sobre La formación del profesor universitario: aportes para su discusión  son estos los principales gestores de cambio en la manera de conducir a los aprendices. Según Villalobos y Yenia, los docentes tienen un alto impacto en la preparación de los jóvenes y por consiguiente en la transformación de la sociedad a partir de los verdaderos recursos pedagógicos. En este punto es importante aclarar que esta tarea también involucra a las instituciones universitarias  y en general al sistema educativo de nuestros países en Latinoamérica. El reto es integral: formación docente, transmisión mediante pedagogía plena y efectiva y transformación social. Como también se menciona sobre cierta “apatía” que expresan algunos docentes para cambiar su enfoque pedagógico, es necesario revisar  cuáles son las motivaciones, y cuáles deberían ser las bases y fundamentos para que el cambio y la transformación pedagógica no sea simplemente un acatamiento forzado por parte de los docentes, sino una convicción real que se expresa de adentro hacia afuera, es decir, no la implementación de una metodología a partir de un currículo universitario, sino a través de la convicción de hacer las cosas bien en función del bienestar propio y de la comunidad educativa.

En lo personal considero que la formación en valores y principios de ética no son una cuestión que deba regularse única y exclusivamente hacia los estudiantes. Pareciera que cuando se habla de estos dos componentes solamente se refiriera a una asignatura o unas cuantas horas más para fundamentar a los alumnos en como comportarse, sin embargo la realidad es otra, somos los docentes quienes también debemos vivir los valores a partir de principios éticos para poder impactar a los estudiantes satisfaciendo necesidades reales. ¿Por qué lo digo?

Sencillamente porque para poder alinearse con los jóvenes es necesario conocer sus necesidades particulares y aplicar el proceso pedagógico formativo correcto. ¿pero qué pasa cuando la pedagogía es correcta pero el modelo del docente va en contra de lo que enseña? es decir, el docente aplica las normas y proceso adecuado en cuanto a la disciplina, pero su vida personal deja mucho que desear? ¿cuando no hay consistencia entre lo que se predica y lo que se aplica? Puede ser que para el docente esto carezca de importancia pero para los estudiantes la formación integral genera un impacto de gran alcance para toda la vida, si bien los padres son los modelos más cercanos, importantes  y naturales para los jóvenes como lo expresa Gary Chapman en su libro Los cinco lenguaje del amor de los jóvenes  es importante reconocer que los docentes universitarios, también juegan un papel fundamental en la formación profunda de estos estudiantes. Sus patrones de comportamiento, dentro y fuera de las aulas son vitales para un aprendizaje integral.

El espíritu de este escrito no es el de fomentar una discusión doctrinal acerca del bien y el mal sino simplemente llevar hacer una reflexión acerca de cómo la pedagogía bien aplicada ara impactar a los jóvenes también necesita, a parte de la formación disciplinar en la materia para los docentes, una gran dosis de renovación en principios y en valores para los que forman al personal. A partir de este punto es necesario entender entonces varios aspectos en los que se ve reflejado qué tanto se asume la responsabilidad equilibrada de formación de los estudiantes por  parte de los docentes cuando estos últimos deben manejar apropiadamente:
El dominio propio del encanto juvenil,  el poder de las palabras, la valoración del ser, y la subordinación institucional:

El Dominio propio del encanto juvenil
La función formativa de los docentes inspiran a los jóvenes universitarios, casi que se convierten en modelos a seguir, sin embrago por razones de contacto permanente a veces esta convivencia genera ciertas maneras de involucramiento emocional, a tal punto que la línea es tan delgada que el docente debe mantener una posición radical y firme en el afecto para no confundir y no ser confundido. Como lo dice Carlos Cuauhtémoc Sánchez en su libro La Ultima Oportunidad  “Cuando la pasión se combina con intensos sentimientos de afecto y ternura, se trata de algo sumamente peligroso” a muchos jóvenes les puede pasar esto en su proceso de formación y convivencia, es por eso que los docentes debemos mantener una postura ecuánime y de respeto frente a nuestros aprendices. Mucho se ve en el claustro universitario involucramientos de índole sentimental entre docentes y alumnos y aunque en su mayoría de estos últimos son mayores de edad vale la pena preguntar si esto es lo correcto para que la pedagogía cumpla realmente su papel. Es  responsabilidad del docente lograr que el aprendizaje sea limpio, transparente y natural de manera que los estudiantes perciban el respeto, la honestidad y la valoración individual como una riqueza intrínseca en su aprendizaje.

El Poder de las Palabras
Uno de los elementos claves de la pedagogía es la comunicación. Las palabras tienen un poder impresionante en la formación del estudiante. Con las palabras se puede elevar el auto estima de un estudiante o  se puede destruir. Los docentes debemos cuidar la manera como usamos las palabras, En el proceso formativo es clave que los estudiantes sientan que son valiosos e importantes. Una demostración clara de respeto es usar las palabras para ayudar y no para destruir. Muchos docentes se enorgullecen de ridiculizar a sus estudiantes, de someterlos a juicios tortuosos que los ponen en vergüenza delante de sus compañeros, la pregunta es si esta actitud contribuye realmente a la formación integral de los universitarios o si por el contrario promueve un mecanismo de resistencia  y de irrespeto grupal que nada tiene que ver con la pedagogía esperada.

La valoración del ser
¿Por qué un joven cree en lo que le dice su docente?  Mucho tiene que ver con las capacidades de este último o con la pedagogía como tal, pero más allá de esto mi opinión es que el estudiante cree y confía más en como se ve valorado. si este último es capaz de individualizar las necesidades para comprender a sus alumnos y es coherente en el trato personal, siendo respetuosos y marginando las preferencias, con toda seguridad los jóvenes estarán dispuestos a ser guiados confiadamente por el docente.

Cuando los prejuicios invaden el aula de clase y los docentes modelan estereotipos de jóvenes solo por su apariencia, estrato social, etc, es probable que se genere un bloqueo en las relaciones interpersonales de docente-alumno-docente con lo cual se afecta la formación.  Kent Davis en el libro Cómo hablarles a los Jóvenes sin Dormirlos menciona: “Cuanto más participemos en un nivel informal y personal con los chicos y cuanto más disponibles nos mostremos ante las necesidades que la vida cotidiana les presta, más nos respetarán y escucharán cuando hablemos frente a ellos en una reunión”

Vale la pena reflexionar sobre cómo la valoración auténtica de los jóvenes por lo que realmente son pude contribuir como base para aplicar la verdadera pedagogía.

Hoy cuando se habla mucho de los modelos pedagógicos conductista  y constructivista, este último catalogado como el mejor modelo que responde a las exigencias de un mundo global y moderno con necesidades de practicidad total, es importante que nos preguntemos si es posible que este modelo pedagógico sea realmente  trascendente si las actitudes  que se muestran en las aulas y en el estilo de vida particular por parte de  los docentes dejen en entredicho los valores y principios ético como formadores. 


Por: Franklin  Mosquera Hurtado 
Docente IDEARTES




Bibliografía
- CHAPMAN, Gary. Los cinco lenguajes del amor de los jóvenes. Editorial Unilit. 2003.
- CUAUHTEMOC SANCHEZ, Carlos. La última oportunidad. Ediciones Selectas Diamante.     1994.
- DAVIS, Ken. Cómo hablarles a los jóvenes sin dormirlos. Editorial Vida. 2007


NOTA:  Franklin Mosquera, docente de las asignaturas: Investigación de Mercados y Gestión del Talento Humano, realizó estas reflexiones en torno a los retos del Docente, presentadas en el marco del Modulo I del Diplomado de Formación en Docencia para la educación superior, realizado en el Instituto el pasado mes de septiembre.

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